LA ORACIÓN CON EL KOMBOSKINI
“Señor Jesucristo Hijo de Dios ten piedad de mí pecador”
El Stárets escribe:
Para orar por otros usando el
komboskini, normalmente se determinan el número de rezos, y se llevan a cabo como ya te he dicho antes, pero se añade el nombre de la persona en el primer y último rezo. Entre el final y el principio de los rezos se puede decir: “ten piedad de tu siervo” en vez del nombre.
Obviamente puedes usar la misma oración al orar por tus enemigos. También puedes modificar las palabras un poco, por ejemplo, si estás orando por un enemigo que está haciendo un mal evidente contra ti, puedes añadir a la oración: “torna sus corazones al arrepentimiento”
Si estás orando por aquellos que te visitan y están interesados en la Ortodoxia puedes cambiar las palabras de la siguiente forma: “Señor Jesucristo, ilumina tu siervo (nombre) con el conocimiento de la verdad”
LA GRAN ESPERANZA DE LAS MADRES.
Como madre la gran esperanza para tus hijos es que lleguen a ser santos. Probablemente el gozo más grande, para los que estén en el cielo, sea el de la madre de un santo. En este mundo cuando cualquier persona, no importa quién sea, tiene éxito y otros se alegran junto con esta persona, sin lugar a duda, el gozo más grande lo tiene la madre de este individuo. Entonces pensemos cuan inexpresable sería el gozo, si en el cielo, ves a tus hijos vestidos de la gloria de Dios. Esos niños que fueron concebidos y crecieron en tu vientre, esos niños que cuidaste cuando eran indefensos infantes, a quien instruiste y guiaste en su juventud y por los que oraste mucho en los tempos de dificultad, aun si no fueren santos grandiosos, el verlos vestidos de la gloria de Dios en el Reino de los Cielos; ¡será un gran gozo! Sólo una madre puede saber esto, nadie más, porque este gozo lo ha reservado Dios, especialmente, para las madres del cielo.
“De acuerdo a la ortodoxia, los evangelios dicen que el propósito principal de la vida es la teosis, esto es el llegar a la unión con Dios, todo lo demás en la vida será una consecuencia; y que Dios vino en la persona de Jesucristo para que el hombre pudiera ser dios, por gracia obviamente. Así como todos los santos que han adquirido la unión con Dios pueden ser como Él, nosotros también, debemos tratar de ser como los santos. Como un ejemplo en esta vida tenemos primero a Cristo, quien fue el primer santo, y después todos los santos posteriores a Él; seres humanos divinos. Cuando ves a los santos observas lo que es una persona consagrada, los santos son respectivos seres humanos, verdaderos y auténticos, seres humanos espontáneos y genuinos: Somos nosotros los que nos inclinamos a la falsedad. Pienso que podemos vencer esta falsedad en la Iglesia”
A fin de cuentas, este es el llamado de todo cristiano, ya sea obispo, sacerdote, monje o laico. La manera en que uno vive este llamado es diferente para todos, sin importar quién sea el padre espiritual, el llamado es el mismo. Es el cumplimiento de los votos que se hicieron durante el bautismo. ¿Pero cómo, una madre con muchos niños, puede dedicarse a esto?
El Apóstol Juan el Teólogo escribe: “como Él es, así somos nosotros en este mundo” Debemos vivir una vida en Cristo. Debemos de actuar como Él lo hizo en su vida terrenal. Debemos cumplir con los mandamientos de su evangelio. Cristo dijo: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama, será amado por mi Padre, y le amaré, y me manifestaré a él” ¿Pero cuál es vinculo con una madre y sus hijos que viven en un mundo secular? Cristo nos dijo que nos amemos unos a otros y Él dijo que no vino a que le sirvieran sino a servir. Además, Él no sólo predicó con palabras, también enseñó con su ejemplo. Lavó los pies de sus discípulos y también les sirvió en el mar de Tiberia después de su resurrección. Cristo también dice: “Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos” Una madre está llamada a dar la vida por sus hijos; esto es un gran acto de amor. No es algo que se hace de medio tiempo o sólo por unos cuantos años, es durante toda la vida. Por este servicio, a razón de este sacrificio, podemos decir de ella, “como Él es así (son ellas) en este mundo” No obstante, esto se debe hacer como un acto de humilde sumisión a la voluntad de Dios con mucho amor; esto atraerá la gracia de Dios. Como resultado de esta lucha podrás adquirir virtudes como: paz, paciencia, humildad y amor. Estas son las mismas cosas que un monástico anhela, pero su camino hacia estas virtudes es diferente. El que tiene estás virtudes tiene a Dios. El que vive de esta forma vive en Dios.
Otra aparente preocupación es la dificultad para dedicarte a una vida de oración profunda, al ser madre y ama de casa. Para tener una vida de oración profunda, uno tiene que alcanzar cierta libertad del dominio del pecado. De tal manera que ocurra una transformación divina en nuestro interior para que la gracia brote en nuestro corazón, siendo más o menos un estado continuativo; esto ocurre cuando la oración está arraigada en una persona. Reza lo más que puedas bajo el papel de madre y esposa, pero no te desanimes por no tener el tiempo que deseas para una vida de oración más profunda. La oración se profundizará mientras el largo proceso de crucifixión del viejo hombre se lleva a cabo. Cuando se adormezcan las pasiones la oración florecerá en el corazón. Tu ascetismo está en la perseverancia de los mandamientos de Dios, en el papel maternal como mencionamos anteriormente. Sobre todo, se paciente, todos los días y en todas las cosas.